sábado, 10 de marzo de 2012

LA DURA VIDA DE LAS MUJERES AFGANAS

Aunque las mujeres afganas han ganado a pulso derechos básicos en educación, trabajo y acceso al voto desde que los talibanes fueron derrocados en el 2001, su futuro sigue siendo incierto en un país que continúa asediado por el extremismo islámico y la violencia étnica. Historias conmovedoras de niñas y mujeres abusadas, torturadas y hasta asesinadas por razones de género y/o religión han indignado a las redes sociales e impulsado la labor social de organizaciones internacionales que defienden los derechos humanos. En esta galería hacemos un compendio de esas historias y sus protagonistas, junto a otras imágenes de la vida diaria de las mujeres en medio del conflicto de Afganistán.


La adolescente afgana Sahar Gul fue torturada y encerrada durante medio año por su marido y la familia de éste al negarse a tener relaciones sexuales con invitados al domicilio conyugal, según informaron agencias locales de noticias, en Pajhwok, en el norte de Afganistán. Agentes policiales liberaron a la joven de 15 años, a quien hallaron encerrada en el lavabo de la familia de su marido, Mohamed Azim, luego de que los padres denunciaran el hecho. En la foto, Sahar (c) conversa con la ministra afgana de la Mujer, Husn Banu Ghazanfar (D), mientras recibe tratamiento médico en un hospital de Kabul.

Zarkhuna, una joven de 18 años, se recupera tras quemarse a sí misma tratando a de escapar de de su esposo y la familia de éste, quienes la la sometían a todo tipo de vejámenes.

Zarkhuna (I), acompañada de sus padres, en su casa en Herat, Afganistán. La depresión, el estrés y la violencia doméstica están llevando a muchas mujeres afganas a cometer suicidio e incluso a quemarse a sí mismas. AFP Photo/Massoud Hossaini

Gulnaz fue condenada a prisión después de que informó que el marido de su prima la había violado hace dos años. La joven recibió la condena al negarse a contraer matrimonio con su violador, la única forma de conciliar el deshonor de una violación con la ley afgana. Al principio logró esconder el embarazo, pero luego los vómitos y las transformaciones en su cuerpo la delataron. La joven se vio obligada a confesar. Luego de una campaña internacional a su favor, el presidente afgano intervino y Gulnaz fue liberada, pero su suplicio, en una sociedad en la que ella, y no el violador, es el objeto de la deshonra, no tiene fin

Bibi Aisha, una mujer de 18 años de edad, de la provincia de Oruzgan, en Afganistán, huyó de la casa de su esposo, quejándose del trato violento y regresó con su familia. Una noche, el esposo llegó a la casa acompañado por militantes del Talibán, quienes exigieron que Bibi enfrentara la justicia islámica por su "falta". Después de que un comandante talibán pronunciara su veredicto, el hermano de Bibi, respetuoso de la ley, la sujetó, y su esposo le cortó las orejas, y luego le cortó la nariz. Bibi fue abandonada, pero más tarde fue rescatada por socorristas y el ejército estadounidense. Después de pasar un tiempo en un refugio para mujeres en Kabul, Bibi Aisha fue llevada a Estados Unidos, donde recibió el tratamiento necesario y le fue realizada una cirugía reconstructiva. Actualmente, la joven vive en EEUU.

Ser mujer puede ser una condición terrible para las afganas, incluso desde antes de nacer. Storay, de 30 años, fue golpeada hasta la muerte por su marido porque dio a luz a una niña por tercera vez, cuando él esperaba un varón, confirmó a la prensa Sayed Saruar Husaini, el portavoz de la provincia de Kunduz, al norte de Afganistán, donde se produjo el crimen. El cuerpo de la víctima tenía rastros de tortura. La policia aún busca al hombre, quien se dio a la fuga. En la foto, una niña afgana llena una garrafa con agua en las afueras de Herat, Afganistán, el 5 de marzo del 2012. EFE/Jalil Rezayee

La fiscal general de Herat, Maria Bashir (I), consuela a Arefa, una víctima de violencia doméstica, el 21 de febrero del 2012, en la oficina de la Fiscal General en Herat, Afganistán. La misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) presentó recientemente en Kabul un estudio, titulado "Prácticas Dolorosas Tradicionales e Implementación de la Ley de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en Afganistán", en el que documenta a través de casos algunas costumbres vejatorias arraigadas en el país, según un comunicado. EFE/JALIL REZAYEE

Recientemente,la ONU se pronunció sobre el poco uso que se da en tribunales afganos a la ley de Eliminación de la Violencia Contra Mujeres, aprobada por el ministerio de Justicia de ese país en el 2009. De más de 2.000 casos tramitados desde entonces, solo se ha recurrido a ella en unas 100 ocasiones. El uso de esta ley, que prohíbe la compraventa de mujeres, forzar a alguien al matrimonio y criminalizar un embarazo, podría ayudar a a mujeres como Gulnaz, Sahar y otras tantas víctimas. En la imagen, una mujer afgana descansa junto a su casa de Herat, Afganistán, el 5 de marzo del 2012. EFE/Jalil Rezayee

El Ministerio afgano de Cultura y de Información anunció recientemente haber pedido a las televisiones locales que vigilen que sus presentadoras se cubran el cabello con un velo y se maquillen discretamente para "respetar los valores islámicos y afganos". En la foto, una mujer afgana ataviada con un burka a la salida de su casa, en Kabul, el 28 de septiembre de 2011.

Una mujer afgana vestida con el velo tradicional pide limosna en una carretera en Mazar-i-Sharif, Afganistán, el 18 de febrero de 2012. Según los medios de comunicación, a pesar de los avances de los últimos años, la economía de Afganistán se encuentra en una mala situación y depende de la ayuda exterior, la agricultura y el comercio con los países vecinos. En medio de la crisis, las mujeres afganas son en muchos casos las responsables de buscar el sustento para sus familias, aunque se les dificulte el acceso a fuentes de empleo. EFE/Mirwice Sahel

Una mujer afgana y su hijo esperan su turno para recibir ayudas para enfrentar el invierno, de parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en Kabul, Afganistán, el pasado 27 de diciembre de 2011. EFE/S. SABAWOON

Varias mujeres afganas hacen cola para conseguir comida en Herat (Afganistán) este 8 de marzo de 2012, cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer. Este año se recuerda a la mujer del ámbito rural y su importante contribución para mejorar el bienestar de sus familias y sus comunidades y para sostener economías y sociedades. EFE/Naqeeb Ahmed

Una niña afgana carga a su hermanito en un campamento de refugiados en Kabul (Afganistán), el 25 de febrero del 2012. EFE/S. Sabawoon

Activistas del grupo YoungWomen4Change preparan afiches que exigen respeto por los derechos de la mujer, en Kabul, Afganistán, el 23 de diciembre del 2011. REUTERS/Omar Sobhani

Una familia afgana congregada junto a una estufa junto a una tienda de campaña en un campamento de refugiados en Kabul, el 25 de febrero del 2012, donde decenas de niños murieron por las bajas temperaturas. EFE/S. Sabawoon

Mujeres afganas hacen fila para recibir comidas distribuidas por el Ministerio del Interior, en la provincia de Helmand, durante la celebración del mes sgrado del Ramadán, en agosto de 2011. REUTERS/Omar Sobhani

Mujeres afganas escuchan al presidente Hamid Karzai, durante un discurso sobre los derechos de la mujer, en Kabul, Afganistán, en noviembre de 2010.

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